Así cualquiera es tierno

¿Cuántos problemas más
aguantará esta espalda?
¿Cuántas noches interminables
esperando que llegue el alba?.
Soy - tierno - dicen,
pero no lo creo,
escribo para escaparle
al frío de esta soledad de invierno,
así cualquiera es tierno,
y más si la ciudad
se parece cada vez más al fondo del infierno.
- Estás exagerando - , dirás
pero veo soledad
cuando miro para atrás.
Condenado a esconder
mis miedos entre la tinta y el papel.
Culpando a la distancia,
que encima me aleja de tu piel.

Así cualquiera es tierno.

Te soy

Soy como el pez,
que no puede vivir,
si no es en el agua.
Soy más tuyo que mio.
Dispuesto a regalarte el alba,
y todo lo que ello implica,
la luz, el calor, la calma.
Estoy regalado a tu pecho,
ahí no hay frío, no hay miedo,
ni soledad, ni pasa el tiempo,
ni pasa el tiempo.
Momento único cuando te veo,
cuando te oigo, cuando te siento también,
cuando te siento ¡cuánto te siento!.
Recorda que siempre,
siempre, pero siempre
habrá alguien que sin mirarte,
que sin tocarte, que sin besarte,
soñará que lo hace,
ese soy.

Durmiendo conmigo

Estás aquí, frente de mi.
Otra vez el cazador de abrazos, y de besos
burlando a la distancia, y al tiempo.
Viendote dormir, 
y escuchando tu respiración,
la que le da rumba al viento
que entra por la ventana.
Contento porque yo sé
lo que está por pasar.
En unos ratos, tus ojos iluminaran el cuarto
de alegría inmensa, cual carnaval.
Vas a llenar de música estos oídos podridos
de tanto barullo de ciudad
con un simple "te amo",
y como si fuese poco,
me vas a regalar el beso que vine a buscar.
No te preocupes amor,
si cuando te levantas no hay sol,
¡ACÁ ILUMINAS VOS!
Toda la semana esperando estar contigo,
y ahí estas durmiendo,
así te quiero, durmiendo,
DURMIENDO CONMIGO

Te amo

Te amo, siempre te amo.
Aunque tengas dudas, te amo.
Cuando confías, también te amo.
Cuando duermes, cuando despiertas,
te amo, cuando me amas.
Cuando me gritas, te amo
cuando te grito, y lloras,
cuando me arrepiento,
cuando desde casa,
le soplo un "perdón" al viento, te amo.
Cuando me odias es cuando más te amo,
no hay peor temor, que temer perderte.
Sientes lo mismo, por eso a veces juntos lloramos.
Te amo en la lealtad de aquel beso, te amo.

Amanece

Amanece, los hombres van despertando.
En un rato todos los relojes han de sonar
llamando nuevamente a las pobres almas,
para cumplir la agobiante rutina capitalista,
vivir para trabajar.
Los niños se despertarán
dejando una vez más en sus almohadas
los únicos sueños que conocen, 
que son los sueños del capital.
Irán al colegio a estudiar,
para que el día de mañana,
esos que eran sueños iluminen su realidad.
Amanece, y ya se escuchan los primeros suplicios,
de egoístas empresarios que bajan salarios,
mientras ven como su fortuna crece.
Quien más tiene, es quien menos lo merece.
Amanece, alguien piensa como destruir esa rutina,
que ahoga la tierra cada vez que amanece.
Hoy las multinacionales sin patria,
destruirán una nueva parcela de mi suelo.
En otro lugar del mundo,
la guerra dejará a otra familia sin consuelo.
Amanece, hoy alguien mata la esperanza,
pero a la vez nace una nueva alma revolucionaria,
llena de bronca, y con afán
de una vez por todas hacer justicia verdadera

Lo más tuyo que has tenido

El poeta del barrio,
tu admirador visible,
el preferido de la luna,
y de las noches frías.
El que se abriga en tus brazos,
y aclama ser parte de tus deseos.
El que lloró en aquella cama,
entregándote su alma.
Tu mejor amigo,
el que conoce la intimidad de tus besos.
El error de la sociedad enferma,
que te escribe renglones en cada alba.
Al que regañas, por ser impulsivo.
El que en cada noche desea morir en tu pecho,
el que hizo de tu corazón su lecho.
Tu cazador de abrazos,
el que nunca te pierde los pasos,
en todos los casos,
LO MÁS TUYO QUE HAS TENIDO,
el pájaro que jamás volará de tu nido.
El único chico, que de verdad te ha querido.

Al vacío de la depresión

Las lágrimas caen,
como bombas en Palestina.
La depresión sesgada 
me lleva a morir en la rutina

Cambio libertad
por enredarme en tus brazos,
porque la única droga, que valió la pena
fueron tus besos.
Qué iluso fui al creer que serían eternos,
me condenaron al peor de los infiernos.
Los veranos se convirtieron en inviernos,
desde que tu indiferencia fusiló a mi lado tierno

¿Dónde ir?
Si el único camino que conozco,
es el que rodea tu cintura.
Ya no se que ruta seguir.

Me refugio en la oscuridad,
de mi solitario cuarto,
porque el sol, 
el sol ya no ilumina,
solo quema.